jueves, 28 de febrero de 2008

Para vos

A vos que no sabés ni comer con cubiertos y te limpias en la ropa. A vos y tus camisas inmundas compradas en una sucursal hedionda y subdesarrollada de una tienda apestosa de Miami. A vos y tu absoluta falta de respeto por las elementales normas de comportamiento. A vos y tus hamburguesas llenas de mayonesa y aceite usado diez veces, y tu asquerosa costumbre de comerlas en medio de la oficina contaminando mi aire con tu inmundicia.
A vos y tu familia de mecánicos torneros y sus almuerzos domingueros de ñoquis caseros con tuco de carne. A ese grupo de lúmpenes que te festejan que seas el único miembro del clan que alcanzó el anhelado título universitario como si fuera más difícil que atarse los cordones de los zapatos. Esos que seguro tienen tus tarjetas personales enmarcadas en la pared del living –entre cuadritos de gatos con ovillos y fotos de changos con vestidos de 15– para que toda esa inmunda vecindad de gente que separa los cuartos con cortinas les diga, mientras escupen migas de bizcochos, que tienen un vástago digno de honores y homenajes.
A vos y tu asquerosa manera de escribir llena de lugares comunes de bestia ignorante formada a fuerza de lecturas como Condorito y best seller de supermercado. A vos y tus repugnantes comentarios sobre las repulsivas películas que miras en dvd truchos amontonado en un sofá imitación cuero rodeado por tu cornuda y groncha esposa, y el lúmpen de tu nene de mocos pegados. Ese nene que es tu orgullo porque se sabe los nombres de los jugadores de fútbol y grita ordinarieces impresentables cuando lo llevás al Estadio a comer choripanes y a abrazarte con tus “correligionarios”.
A vos y tu incontenible necesidad de meterte en todas las conversaciones para hacer comentarios prescindibles, ignorantes, falaces e imbecilidades obvias –sacadas de la peor edición de Selecciones– que provocan meterte el primer objeto cilíndrico y contundente en cualquier orificio a la vista hasta que te calles y mueras desangrado.
A vos y tu gusto por el queso de cerdo, los productos leader price –“porque son baratos y rinden”–, los changos de almanaque de taller mecánico y las camisetas de fútbol.
A vos y tu idea lumpen de que el vino es bueno porque es francés o las ideas brillantes porque se le ocurren a tu jefe.

A vos, quinta esencia de la inmundicia terraja con la que tengo que convivir todos los días. A vos es que va dedicado este intento por exterminar a la repugnante escoria de la que descendés vos y tu prole o al menos vivir en un mundo donde no tengas permiso de andar por la calle sin correa de perro y en cuatro patas.

1 comentario:

Walter Hego dijo...

Pur: A la marosca.

¿Me parece a mí, o ese muchacho no termina de caerte del todo bien?

 
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